El muhjalil de Egipto y el patrón de Huitzuco
Dos ejemplos de estado profundo. Por Erick Daniel Cruz Ocampo — México
Las violaciones de derechos humanos en Egipto y México tienen un común denominador. Un agente que acciona, sobrevive y se desarrolla en las sombras, influyendo en todo tipo de decisiones que puedan favorecerle con un amplio margen de acción desde la figura del mujhallil hasta la creación de “verdades históricas” que dentro de la gestión de la percepción política fungen como herramientas para cumplir un objetivo concreto.
El estado profundo o deep state no pertenece a regiones específicas, es posible encontrarlo en distintas geografías y aunque sea complicado seguir sus acciones, tamaño, influencia y poder existe una tendencia de país a país, de élite a élite en donde es posible observar el mismo modus operandi.
En Egipto como en México las innumerables recomendaciones sobre derechos humanos tanto de la ONU como de diversas otras organizaciones diagnostican la influencia de las actitudes, decisiones y acciones que el deep state puede tener.
Este texto busca estudiar dos situaciones distintas en dos países diferentes y opuestos geográficamente. Sin embargo, el semejante actuar de su propio deep state ofrece la posibilidad de observar diversas similitudes que ayudan a entender de una forma más completa el funcionamiento del estado profundo, sus intereses e inclusive posibles escenarios.
I. El caso Mursi
Muhammed Morsi / mehmetpamak.com
El pasado 3 de julio se cumplieron seis años del derrocamiento del primer presidente egipcio electo democráticamente, Muhammed Mursi, mediante un “golpe de estado democrático”( Forma en que Europa y Washington nombraron al suceso, lo que indirectamente implicó el apoyo a Abdelfatah al- Sisi.) por parte del actual presidente Abdelfatah Al-Sisi. La conmemoración de este hecho podría haber pasado desapercibida de no haber sido por los sucesos que acontecieron alrededor de esta.
Dos semanas antes, el 17 de junio de 2019, el líder islamista Mursi falleció durante sesión en tribunal. Se le acusó de revelar información confidencial a grupos terroristas, espionaje, uso de violencia durante las protestas de 2012; así como la muerte de los manifestantes víctimas de esta última. Los Hermanos Musulmanes acusan hoy al régimen egipcio de la muerte de su líder debido a que sufrió diversas y constantes violaciones a sus derechos humanos.
Un mes antes de este acontecimiento el nieto de Husni Mubarak (Presidente Egipcio que estuvo en el poder por tres décadas y de quien la primavera árabe en Egipto tenía el objetivo de derrocar) compartió en redes sociales una foto festejando el cumpleaños del ex presidente. El predecesor de Mursi, acusado de malversación de fondos, solamente cumplió tres años en la cárcel antes de que fuera considerado su estado de salud y se le permitiera cumplir su condena en casa para así evitar la cárcel de Tora, en la cual, paradójicamente, permanecía confinado Mursi.
La comparación de estos dos personajes muestra que el poder en Egipto nunca cambió de manos pese a las manifestaciones. Además, las “victorias” del pueblo fueron permitidas por grupos específicos para ayudar a cumplir sus intereses. Sin saberlo Mursi fue para el sistema político y el balance de poder en Egipto un “mujhallil”, figura jurídica en la ley islámica o Sharía que se traduce del árabe como facilitador legal ( Este sujeto legal es usado para que las mujeres divorciadas puedan volver a casarse con su ex esposo, la mujer debe casarse con un mujhallil o esposo “interino” que haga posible el regreso de su pareja).
Protestas en plaza Tahir / cdn.turner.com
En primera instancia podríamos decir que la muerte de Mursi se puede traducir como el desenlace final de las aspiraciones y demandas de la primavera árabe, lo que el pueblo quería y exigió en las calles murió repetidas ocasiones en la práctica. El periodo democrático en tierras faraónicas duró muy poco o fue, de una forma más clara y directa, simplemente una fachada organizada por el grupo en el poder que desde mediados del siglo pasado rige el rumbo del país: el ejército.
Este grupo ha hecho todo lo posible por mantener su posición en la vida política, económica y social del país. Egipto no es un país que tiene ejército, es un ejército que tiene un país y este recurre a cualquier método para mantener su posición, de ahí la práctica policial del Estado.
En segundo lugar, y como consecuencia del primero, es importante entender que la muerte de Mursi no es un caso aislado, él fue solo un caso entre cientos que han ocurrido -y muchos otros que seguirán- envuelto en el maltrato, las malas condiciones de confinamiento, la tortura, el aislamiento, el nulo acceso a tratamientos médicos así como de visitas familiares y representantes legales que devela una realidad en la cual el Estado está encargado de acabar con la oposición de una manera física pero también ideológica.
La democracia implica consenso en la sociedad, característica que no concuerda ni en la forma de ser ni con la misión principal del grupo en el poder. En lugar de ello el régimen opta por imponer sus intereses mediante el uso exclusivo y legítimo de la violencia.
II. Ayotzinapa
En México también es posible apreciar el funcionamiento del estado profundo. Las recientes evidencias y declaraciones del caso Ayotzinapa enfatizan este hecho. Por otro lado, se puedeobservar la Doble injusticia (ver fuentes de consulta)que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH por sus siglas en inglés) documentó en 2018 acerca de los “métodos ilícitos en las investigaciones” sobre el caso de la desaparición de 43 estudiantes, en el estado de Guerrero.
El informe señala que existieron tendencias uniformes en la forma en que los presuntos responsables fueron detenidos arbitrariamente y torturados con la finalidad de obtener información o confesiones forzadas. La nula metodología en esta situación anula entonces cualquier validez jurídica de estas confesiones además pone en evidencia el cuidado y la protección de información así como grupos de poder específicos. Sobre el tema, también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos enfatiza la necesidad de acciones para que se esclarezca y/o deslinde de responsabilidades con respecto a la participación de fuerzas federales en los hechos.
Los señalamientos del OACDH no sólo sobre el caso Ayotzinapa sino sobre la grave situación en contra de los Derechos Humanos se hacen evidentes con el video que salió a la luz a principios del mes de junio. Al mismo tiempo se revela la inacción del Estado en este caso, pero lo más importante aún es que deja a la vista una serie de encubrimientos, tolerancia y complicidades entre élites gubernamentales de distinto orden, medios de comunicación, fuerzas del orden (locales y federales) y el crimen organizado.
“[…] el caso de Iguala es un microcosmos de problemas crónicos que subyacen a la implacable ola de violaciones de derechos humanos que está teniendo lugar a lo largo de México. De manera particular, pone de relieve el predominio de la impunidad y la indiferencia por las víctimas, que afectan al país entero.”(Ver fuentes de consulta)
Esta información empata con lo que Ángela María Buitrago menciona respecto al caso, en dónde el Exprocurador General de Justicia Jesús Murillo Karam; el exdirector de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zeron; así como diferentes extitulares y exfiscales de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada y agentes ministeriales tuvieron un papel clave en la omisión, encubrimiento, ocultación e interferencia en la investigación de los 43 estudiantes.
La Verdad Histórica es insostenible en primer lugar, y ya mencionado, los repetidos casos de tortura y en segundo lugar las protecciones hechas para evadir una línea de investigación que conllevara a esclarecer los hechos. Estas protecciones están relacionadas con “El patrón de Huitzuco”(Hutizuco de los Figueroa municipios del estado de Guerrero en dónde el feudo caciquil de la familia Figueroa tiene control total y absoluto desde al menos tiempos revolucionarios. Rubén Figuero Alcocer el “Tigre de Huitzuco” es señalado como presunto responsable de la matanza de Aguas Blancas en 1996. Y sería lógico pensar que el actual “patrón” fuera miembro de esta misma familia política), quien es mencionado en repetidas ocasiones en la documentación del caso y de quien nada se sabe. “[…] la PGR no quiso seguir ninguna pista. Al “patrón” no se le investigó (…) fue intocable, hubo una deliberada intención y operación de no investigar ciertas líneas”
La característica crónica de los problemas mexicanos, así como de otras latitudes, no es fortuita, tiene agentes, medios, propósitos y objetivos claros, el problema con los derechos humanos, la impunidad, el encubrimiento, la corrupción y los más de 30, 000 desaparecidos en el país es sólo una parte de actitudes, decisiones y acciones de grupos específicos. La verdad histórica es entonces un claro ejemplo de cómo una élite política puede actuar para crear, manipular, hacer percibir, encubrir y ocultar una realidad a costa de la protección de los suyos.
III. El Estado profundo.
Últimamente el concepto de Estado profundo (deep state en inglés) ha sido popularizado por los conflictos y divisiones existentes en la Casa Blanca, no obstante no es algo nuevo “[…] deep state, se refiere a una red clandestina de funcionarios civiles y militares que, actuando en la sombra, como un estado dentro del estado rigieron durante décadas […] de acuerdo a sus intereses.” La élite en el poder de cada Estado son las encargadas de la auto reproducción, generación y protección de la realidad en diversos contextos y esferas específicas que les favorece.
Este término “(…) hace referencia a un sistema de alto nivel compuesto por elementos militares y judiciales, y de inteligencia, seguridad y crimen organizado, y que es capaz de gobernar un país sin el consentimiento expreso del gobierno y sin atravesar ningún proceso político formal. [Sic]“(ver fuentes de consulta) El término alude al control político de una élite hegemónica que conviviendo con otras permite, controla y ocasiona diversos procesos a consideración de sus intereses.
Diferentes realidades son creadas por las mismas élites para proteger un interés específico. Específicamente esta autoprotección genera entonces que los aparatos estatales sean usados en repetidos casos en contra de los derechos humanos fundamentales debido a que permitir la apertura de estos podría generar en primer lugar debilidad de la élite y con ello la pérdida de poder que conllevaría entonces a inestabilidad para el Estado profundo.
En los casos de estudio de este texto es posible observar que son las mismas élites quienes permiten, ordenan e incluso aceptan las torturas, la privación injustificada de la libertad, la desaparición forzada, la violación de derechos humanos en general, la obstrucción de investigaciones judiciales, las protestas y levantamientos e inclusive golpes de estado.
Es así entonces que los casos de estados policiales, como los dos ejemplos que este texto ejemplifican, es la consecuencia para que el deep state genere y controle directa o indirectamente las circunstancias que producen las condiciones que limitan el paso a la democracia. Es importante recalcar que estos dos ejemplos, como muchos otros fuera del alcance de estudio, ocurren por una razón; son permitidos y producidos por el estado profundo y así mismo son solo un pequeño porcentaje de la actividad del gobierno en las sombras, quizá la parte permitida para observar.
La muerte de Mursi, tanto de su auge como su fracaso político, la diferencia entre las consecuencias jurídicas con Mubarak en Egipto. Así también en México con los miles de desaparecidos y la conexión de estos con grupos de crimen organizado que a su vez estos tienen vínculos con gobernantes y fuerzas armadas proviene de ese estado bicéfalo en donde una cara está en la superficie y la otra en la profundidad, con el objetivo de crear y provocar una realidad.
Las redes, conexiones y ramificaciones que el estado profundo produce son difíciles de descubrir e inclusive calcular debido a las prácticas que se crean alrededor de un acontecimiento,se reproducen y aceptan en la sociedad como una característica de la cotidianidad. Entender el deep state “[…] implica que hay gente secretamente en algún lugar, fuera de la mirada pública, escondida incluso de la burocracia, tirando de las cuerdas y manipulando cosas” Tal dependencia de la realidad con este grupo es alarmante porque demuestra lo severo del caso, lo profundo de esta élite y su poder.