Turquía también tiene su santo

Bienvenido a “Haber Latino.” Muchas veces tendemos a no tomar en cuenta culturas de las que tenemos poco conocimiento. Clasificándolas como ajenas y lejanas, nos privamos de perspectivas que pueden enriquecer nuestras opiniones y la percepción de nuestra realidad.

Haber Latino busca conectar dos mundos que se muestran distantes, el Medio Oriente y Latinoamérica y explorarlos desde nuestra perspectiva. Comenzamos como Latinos que de una u otra forma nos hemos encontrado viviendo en Estambul, Turquía. Creemos que hay muchas más similitudes que diferencias entre nuestros pueblos y vamos escribir al respecto.

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Turquía también tiene a su Santo. Vivir en contradicción. Un país musulmán, con un santo agnóstico.

POR JONATHAN RÍOS / EL SALVADOR.


Aprovechando la reciente canonización del ahora Santo, según la Iglesia Católica, Óscar Romero, de mi natal El Salvador. Me gustaría visitar la imagen de Mustafá Kemal Atatürk, el padre de la República Turca. Una figura que asimila a la de un Santo en Turquía, un lugar donde los Santos no existen.

En un hogar Latino no es raro encontrar, acompañando a la imagen de Jesús, el retrato de algún Santo. Una persona que entró a la vida como mortal, pero cuyas acciones le permitieron dejarla de otra forma; y que ahora merece ser venerada. Este actúa como protector y guía en el día a día del creyente, ya sea desde las oraciones o desde la intimidad de la billetera del que la porta. LosSantos establecen orden y guía en las cotidianidades de la gente y portan opinión en casos comunitarios o nacionales.


Los Santos establecen orden y guía en las cotidianidades de la gente y portan opinión en casos comunitarios o nacionales.


Al igual que El Salvador, Turquía es un país secular…de nombre. Con régimen fuerte e invisible por parte de la religión en la que creen la mayoría de sus ciudadanos. Más del 90% de los Turcos son Musulmanes. En el Islam no existe una figura equivalente al ‘santo’ en el catolicismo.


Sin embargo, desde mi opinión, basada en observación y experiencia, en Turquía se idolatra a una persona, con el fervor, con la constancia y la pasión que caracteriza a los Turcos, esa persona es Mustafa Kemal Atatürk. Desde Estambul, dieciocho millones de habitantes y yo, nos encontramos a Atatürk a diario. En cada billete y cada moneda, retratado en hogares, facetas de edificios, tanto gubernamentales como privados, en las calles, en la ropa, en los días festivos, y en las redes sociales.

Atatürk significa Padre de los Turcos, sobrenombre ganado al salvar a estos de convertirse en una colonia. Tras la derrota de un carente imperio Otomano a los aliados en la Primera guerra mundial. Él pudo asegurar territorio, que ya había sido ya repartido entre los aliados, para su gente. Fundó la República Turca en 1923 y los pilares fundamentales de la identidad de la nación Turca y el camino que ellos debían seguir. En alrededor de una década por medio de reformas orquestó la transición de una orden corrupta de los Otomanos de la edad Media, a un estado Democrático y Progresivo y encarrilado al desarrollo. Una promesa para el Siglo XX.


Defensor de los Turcos, campeón de los derechos de la mujer, partidario de la ciencia y la modernización, fundó el país como un estado laico donde no hay intersección entre el Estado y la Religión. Un país musulmán, con un santo agnóstico.


Esta historia ocurrió hace poco menos de 100 años, y la contradicción se ha acoplado a la realidad por buena parte de este tiempo. Turquía sí cumplió con las expectativas, colocándose como un país de renta media alta, un aliado del Occidente para acciones en el Medio Oriente, un miembro de NATO con el segundo poder Militar más grande y una potencia exportadora con figuras comparables a esas de países como Brasil.


Pero, los tiempos cambian. En los últimos años a pesar de su crecimiento, el país ya no goza de la misma estabilidad económica y social. Por ejemplo la reciente crisis de la Lira Turca, donde en cuestión de horas el valor de su moneda cayó un 44%. El régimen actual constantemente desafía las ideas y el orden establecido por San Atatürk desde la laicidad, el rol de las mujeres y hasta la mismísima democracia. El futuro de Turquía está ligado al fortalecimiento o no de la imagen de Atatürk. Entre caos interno y externo Turquía nos va enseñar si los Santos mueren o tienen fecha de caducidad.